Cuando nos relacionamos con nuestro entorno los seres humanos hemos creado un sistema para sentirnos más seguros y, aparentemente facilitarnos la vida. Esto que bajo nuestra percepción es un sistema seguro, no nos damos cuenta que se encuentra bajo un virus llamado «todo está controlado» instalado universalmente.
El virus «todo está controlado», interfiere en nuestro sistema de creencias y pensamientos, nos hace poner significado a todo lo que vemos, empañando la realidad sin dejarnos ver y teniendo que reflejar todo aquello que vemos para sentirnos más seguros.
Nos relacionamos con el entorno poniendo significados a todo, llevando a la esclavitud todo aquello con lo que nos relacionamos. Esclavizamos a las personas y las cosas poniéndoles etiquetas que nunca les sacamos, este es feo, esto sirve, esto no sirve, este es informal, este es desordenado, este es poco serio, este es antipático y un largo etc. donde no les damos más oportunidades ni a ellos ni a nosotros mismos para conocernos y descubrirnos. Descubrir a esa persona o a esa cosa en su plenitud es negado, relacionándonos con una visión muy limitada, por culpa de un pensamiento inconsciente fuera de nuestra consciencia.
Es así como actuamos de igual forma con todo lo que nos rodea, encontrándonos con situaciones peligrosas que en su fondo no tienen en si significado, poniéndonos en alerta y no encontrando la paz ni a nosotros mismos en todo este mar de percepciones. Cuando uno se sienta y deja de llenar ese espacio que ve con significados y etiquetas, ve lo que hay realmente detrás de todo eso. Al mirar esa tranquilidad, esa paz, esa seguridad, ese encuentro consigo mismo, somos mas amables, tranquilos, alegres, pacientes, no reaccionamos, no nos quejamos, no huimos, estamos amando e integrados directamente al universo en una unidad intrínseca a toda la existencia y es allí donde encontramos PAZ, esa que buscamos durante toda la vida pensando que están allí fuera, sin darnos cuenta que la misma está en nosotros, escondida y dormida en un sueño que ha perdido al soñador.
Coach Jesús Roselló
