Las emociones son patrones de conducta, esenciales para nuestra supervivencia, automáticos e inconscientes. Reacciones psicológicas ante estímulos exteriores o interiores, a partir de un pensamiento. Estas emociones dependen de nuestras percepciones, actitudes y creencias y es por eso que lo que a una persona le puede producir miedo a otra le puede producir felicidad, todo depende del prisma en que se miren las cosas. Las emociones nos dan información la cuál nos sirve para adaptarnos al medio y en un principio para nuestra supervivencia.
El problema sucede cuando en nuestros programas mentales encontramos conexiones que no nos ayudan a una adaptación adecuada y reaccionamos sin ser conscientes de que nos hace reaccionar y de dónde proviene. El dividir las emociones en buenas y malas nos crea una división, la cual afecta a nuestras experiencias, las emociones no son buenas ni malas, solamente son y están para ayudarnos.
Claro……cuando tengo una emoción catalogada como «mala», quiero apartarla de mi con la misma rapidez con la que apareció y es aquí donde no aprendemos el porqué de ella, negamos la información que nos trae y sin aprender el motivo por la que la tenemos, apareciendo una y otra vez con el resultado que todos conocemos.
Al no ser aceptada se hace más duradera, transformándose en sentimiento, ese que muchas veces nos bloquea la vida, entregándola en manos de un pensamiento que en un principio era pasajero. Cuando aceptamos normalizamos, aprendemos, no luchamos, dando a eso una visión amable con la vida, amable con nosotros y de eso no se escapan ni las mismas emociones.
Descubre de su potencial, ese potencial que te llevará a disfrutar de la vida, creando momentos donde la aparición de esos síntomas muchas veces catalogados como malos serán la puerta del aprendizaje y el crecimiento personal.
Adelante, ve la vida desde la gratitud por vivirla, ya que es algo digno de vivir. Coach Jesús Roselló
